22 de enero de 2013

EL PODER CURATIVO Y LIBERADOR DE LA VERDAD.



La mayoría de las mujeres se convierten en grandes expertas de las conversaciones que sirven para darse ánimos, práctica que en sí misma conduce a la superficialidad cuando, por lo general, las verdades incómodas o las diferencias de opinión no se pronuncian por una cuestión de educación. Decir lo que los demás desean oír, en lugar de lo que es cierto, se puede convertir en una segunda naturaleza. El desafío, que nos hará ancianas, consiste en aprender a mostrarse sincera y compasiva. La observación es el primer paso: escuchar de verdad lo que nos cuentan. ¿Acaso deseamos profundizar en la conversación? ¿Actuamos por educación o por cobardía? ¿Vale la pena intervenir en este momento? La sabiduría de la anciana interior está en saber cuándo hay que hablar y qué hay que decir.
La verdad es afilada: es un instrumento que puede causar dolor, heridas, desfiguraciones o amputaciones; o bien puede ser el escalpelo del cirujano que extrae un cuerpo maligno o reconstruye una cara destrozada, y con ello restaura la salud o la autoestima. Las mujeres tienen tendencia a ocultar la verdad a aquellos que más les importan emocionalmente, y, al actuar de este modo, alimentan y fortalecen sus debilidades. Si estás padeciendo una relación abusiva, no sólo permites que lo peor de la otra persona te oprima, sino que además refuerzas su comportamiento. La anciana que hay en toda mujer lo sabe. Escúchala, y decide no colaborar con el abuso. Sobre todo si proviene de un hijo o una hija, y esa mala conducta ha reorganizado este mal comportamiento. La anciana sabe cuándo sucede algo que debe afrontar. Si escuchas a la anciana interior, tendrás que recordar el principio siguiente: «Hacer es transformarse»; es decir, al actualizar la conducta de la mujer madura, nos volvemos mujeres valientes y sabias. No querer que una amiga se sienta incómoda y ocultarle la verdad, no le va a servir de nada: las amigas se dicen la verdad. ¿Tiene mal aliento? ¿No presta atención a su aspecto? ¿Te preocupa la cantidad de alcohol que ingiere? Podríamos estar ante las primeras señales de una depresión causada por la soledad o una pérdida, ante los síntomas que remiten a problemas médicos, metabólicos o nutricionales, ante los efectos secundarios de un medicamento recetado, ante el uso del alcohol como sustitutivo de una medicación o ante la preocupación por un problema no compartido. Quizás a tu cónyuge o a tu amiga les falla la memoria, y, si éste fuera el caso, no hacer, ni decir nada, oculta una información que podría ser crucial para ganar tiempo.
Una anciana desea saber la verdad (para ayudarse a sí misma y a los que ama); lo cual significa que irá ella sola o acompañará a una amiga al médico, al abogado o a una reunión de Alcohólicos Anónimos. Las ancianas se valoran a sí mismas, y valoran sus relaciones: ¿quién nos importa y a quién importamos en realidad? Entre las conocidas y amigas, ¿hay alguna que nos deja vacías y que, sea porque se siente con derecho, sea por sus persistentes invitaciones, sea por su necesidad, nos manipula para que pasemos el rato con ella? Pienso en las historias de aquellas mujeres con cáncer que luego yo narré en Cióse to the Bone\ me dijeron que «el cáncer fue una cura para su codependencia», es decir, que finalmente sentían que tenían una excusa lo bastante buena como para no ver a personas que les hacían sentirse culpables si no las escuchaban, o si no se reunían con ellas. Al igual que les sucede a las pacientes de cáncer, las ancianas sabias saben que su tiempo y su energía son preciosos: «Todo lo que haces se resta de lo que hubieras podido hacer de otro modo».

Si ya es hora de que demos por finalizadas algunas relaciones y de disponer de tiempo para nosotras mismas y para aquellos que en realidad nos importan en la vida, necesitamos enfrentarnos a eso, y esos propósitos son los que hemos de llevar a cabo. Los principios son: ser sincera y amable; el desafío estriba en cómo ponerlo en práctica, y saber si es posible. Lo más fácil de recortar son los tira y afloja sociales. En este caso, lo único que se puede hacer es desaparecer. Los conocidos que nos envían postales durante las vacaciones entran en esta categoría. Lo único que hay que hacer es dejar pasar dos años sin enviarles noticias nuestras. El mismo principio es aplicable a las excusas que nos hemos de inventar ante una invitación. El mensaje de que no estamos libres es ambiguo, y está abierto a las interpretaciones. Cuando el desaparecer funciona, no hay tensión si nos cruzamos en actos en los que asistan las dos partes. Las relaciones más difíciles, las que te agotan, parece, no obstante, que nunca terminan tan fácilmente, y éstas sí que son un verdadero desafío. Es duro mantenernos firmes delante de la otra persona: lo que digamos puede que posea un tono defensivo que nos lleve a "ceder" y seguir como antes; o bien quizá nos veamos inmersas en una rueda de conversaciones culpable-culpa que sólo conseguirá hacernos daño. Es mejor atribuir la retirada a ciertos cambios que suceden en nosotras, quizá por causa de un retraimiento, por la necesidad de estar solas para desarrollar nuestra creatividad o algún compromiso que requiere de todo nuestro tiempo, arguyendo además la petición de que nuestro esfuerzo se respete. Una mujer diagnosticada de cáncer me contó que le había dicho a varias personas que no esperaran encontrarla disponible para mantener conversaciones telefónicas, recibir visitas porque, según sus propias palabras, «necesito toda la energía que tengo para curarme». La determinación y la claridad del mensaje cuando se comunica que algo ha terminado es todo un detalle cuando la alternativa es la de un proceso doloroso, eterno y larguísimo. Sobre todo cuando se trata de sentimientos amorosos no correspondidos. Las ancianas atrevidas son personas atractivas, divorciadas o viudas, interesadas o no en encontrar a un nuevo compañero. Seleccionar agencias matrimoniales y páginas web por Internet en las que se ofrecen parejas serias es un método convencional para conocer a posibles candidatos. Sin embargo, también se pueden conocer en encuentros ocasionales, en especial cuando las mujeres salen solas. Los encuentros ocurren del modo más tradicional, esa manera que tienen las personas que no están casadas de conocerse: a través de amigos comunes. Así, es posible que conozcamos hombres con unas intenciones que no sean de nuestro agrado y, no obstante, entren en nuestra vida, se enamoren y se muestren persistentes, sin darse cuenta, o sin querer captar el mensaje, de que no estamos interesadas. Una anciana termina esta clase de relaciones limpiamente, con claridad y mucho respeto. No se siente culpable, ni responsable, de la falta de reciprocidad de sus sentimientos. Sabe que ella no le condujo a eso, ni le debe nada, aunque él piense de otra manera y así se lo comunique. La mujer se muestra clara y sin ambivalencias frente a esa historia que ha terminado. Si eres una mujer que no sabe actuar con decisión, cederás cuando él insista y saldrás con él, o bien te dará pena y lo volverás a ver; o incluso le dirás que no te llame, y, cuando él te telefonee, mantendréis conversaciones larguísimas. Quizá pienses que puede parecer mezquino o, como mínimo, desconsiderado actuar de otro modo. En ese caso te ofrezco una imagen que podría ayudarte a mostrarte firme y decidida. Piensa en la costumbre de recortar la cola de los cachorros cócker spaniel: no sería muy correcto ir cortándoles la cola a trocitos, sobre todo cuando la tarea puede realizarse con un corte limpio, contundente y definitivo. Muchas ancianas saben que la verdad nos libera. Hay que ser valiente para mostrarse como una es cuando «no se lo digas a nadie» o «¿qué dirán los vecinos?», son frases con las que nos han martilleado durante la infancia. Muchas mujeres necesitan sentir compasión por la niña traumatizada o avergonzada que todavía albergan en sí mismas, así como romper las cortapisas que la vergüenza todavía les impone. Cuando tal es el caso, la verdad se bloquea y nos queda una herida emocional sin sanar.
Las ancianas no viven fingiendo, ni se encogen de miedo ante la idea de la condena o el rechazo, echando marcha atrás en los momentos significativos en los que se mantienen conversaciones incómodas. Sentirse avergonzada supone estar oprimida por partida doble: primero por lo que fue, y segundo por la sensación de poca valía que eso despierta en nosotras. Muchas mujeres han sufrido malos tratos en su infancia, o proceden de familias pobres, alcohólicas o sin educación, o bien han abortado, son lesbianas en secreto, o crecieron guardando secretos familiares. En algún momento de sus vidas, la mayoría recuerda que temió que estas verdades llegaran a saberse. No obstante, las ancianas también recuerdan el momento y la persona con quien rompieron este tabú de silencio como el primero en el que se sintieron plenas. 

Decir la verdad es ser capaz de afirmar que «yo soy así». Nunca es lo que sucedió, sino el modo como reaccionamos ante lo que ocurrió lo que importa. Oculto en forma de secreto, te conviertes en una víctima, sola con tu sufrimiento. Cuando encuentras el coraje suficiente para decir la verdad, empiezas a liberarte del pasado que antes te retenía como rehén. 
Las ancianas tienen por costumbre decir la verdad.

Shinoda Bolen

El amor mordisqueará y roerá tus huesos
hasta que tus rodillas se rompan y tú te desplomes en el suelo.
Allí, el amor te susurrará al oído :
"Mira, no te puedes sostener tú mismo"
"Entonces, ¿qué es lo que me sostiene?", preguntarás.
Y tus ojos se encontrarán con los de él...y sabrás.

Jeff Foster

Ilustración "Idle" by Kathy Hare

16 de enero de 2013

EL ASOMBRO Y LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS.


Un elemento muy importante en la educación es la capacidad de asombrase. ¿En qué consiste esta capacidad, en un mundo actual, en que las nuevas tecnologías llenan el espacio que deberían ocupar los sentimientos y las emociones?
El asombro es la base de la educación según el sistema que el Vedanta ofrece. Asombrarse es vivir la momentaneidad del presente. En el encuentro de la continuidad presencial es donde podemos allegar soluciones maravillosas a un mundo al que se suele tan solo recordar o futurizar.
El presente es la fuerza pedagógica que transforma la mente y lleva al entendimiento real de qué es la conciencia. El constante asombro, como método pedagógico, lleva a la continuidad presencial, que a su vez es la base metafísica del sistema Vedanta. Tras la vivencia de la simpleza del presente llega la paz. Sin embargo, el presente no es la concepción simplista que solemos tener de él. El presente, como entidad continua y no puntal, es el faro de la restructuración de la mente. Por ello, la sorpresa, el asombro, es el arte fundamental que debe esgrimir todo pedagogo.
Diverjo con su opinión de la tecnología.  Creo sinceramente que el problema de la juventud se basa en la falta de una educación que le genere sorpresa y asombro como sí lo hace una play station o un móvil. Impedir la aparición de la tecnología o limitarla es simplemente ocultar el sol con las manos. Es menester ofrecer una re-educación de la mente para favorecer un válido uso de la tecnología. Una mente equilibrada puede dar correcto uso en lugar y tiempo a cualquier instrumento. Note usted que un joven chatea horas frente a su ordenador. ¿Acaso se ha preguntado si lo importante es el ordenador o la comunicación que realizan? Los jóvenes requieren comunicarse y la mejor forma que se les ofrece para hacerlo es un chat, pero lo indispensable es la comunicación que sin descanso realizan entre unos y otros. Si se les ofrece un entorno para compartir que sea diferente a una maquinita,  con seguridad encontrarán una forma de ajustar el uso que hagan de la tecnología.

Sesha  (Entrevista publicada por la Comarca de Olot).

13 de enero de 2013

INSTRUCCIONES PARA AMAR.

Pósese justo frente a la persona que se quiere amar. Mírela a los ojos, sonría delicadamente, no exagere. Haga lento el abrir y cerrar de ojos: baje lentamente los párpados, súbalos de igual forma. Así durante todo el procedimiento.
Tome lentamente su cara y acérquela a la propia; inmediatamente verá la fusión de labios. Con suavidad, abra la boca y mezcle las lenguas, manteniendo las manos sobre la cara. Luego de algunos segundos sentirá una reacción química que liberará energía calórica, pero no se precipite, prosiga con las instrucciones. Tranquilamente aparte las manos de la cara del ser amado, deslizándolas suavemente por los hombros hacia abajo, hasta llegar a la espalda.

Abrazar fuerte.

Continúe con los procedimientos anteriores, verá que no experimentará ninguna dificultad para realizar estos pasos al mismo tiempo. Relaje las piernas y los brazos, sosténgase de pie sobre la persona que se quiere amar, verá que es el mejor soporte posible. Apague o disminuya la luz, el ambiente será más tranquilo.
Aproxímese a una cama, preferentemente hecha sólo de sábanas. No se preocupe por las almohadas, sus propios torsos cumplirán esa función perfectamente.
No se apresure, póngase, despacio, en posición horizontal, guíe al amado a ponerse en la misma posición, de manera que los dos queden acostados y de costado, mirándose una vez más.

No deje nunca de abrazar.

En silencio, recuéstese sobre el torso ajeno y déjese reposar un buen rato.
La oscuridad le dará una sensación muy pacífica de la realidad y limitando la visión y el oído, podrá disfrutar de los sentidos que suelen dejarse relegados: el tacto, el olor, el gusto. Mantenga el abrazo, pero no se quede dormido, el sueño bien podrá experimentarse despierto.
Admirar todo lo que guste, deleitarse con las más inocentes excusas, detener el tiempo mientras se ve a la persona amada hacer algo tan simple como hablar, fruncir el ceño o jugar infantil y tiernamente con un peluche. Agregue dulzura a gusto. Añada sonrisas, payasadas y bromas (las lágrimas no hacen mal si están medidas en proporción y están bien batidas con amor), regalos insignificantes como un beso en un momento inesperado o un papel escrito a las apuradas. Pueden ser valorados más que una joya.

Consejo: las caricias y besos extras a lo largo de todo el procedimiento producirá un mejor efecto y mejor resultado. No olvide las miradas.

Secreto: Esta receta es especial para noches de lluvia; el sonido de las gotas rompiendo el silencio conforma una atmósfera imperdible.

Julio Cortázar.




LAS ANCIANAS SON ATREVIDAS.


Una anciana es una mujer madura con entusiasmo, pasiones y alma. Si aspiras a ser una de ellas, has de saber que el secreto está en ti misma, siempre y cuando la mente, el corazón y el cuerpo todavía sigan funcionando razonablemente bien, y por tu parte valores el hecho de estar viva. Hablando en sentido metafórico, las tres fases lunares (creciente, llena y menguante), las tres fases de la diosa antigua (doncella, madre y anciana) y los tres indicadores biológicos de la menarquía, la menstruación y la menopausia, dividen la vida de las mujeres como si se tratara de una obra de teatro en tres actos. Hemos llegado, pues, al tercer acto, y el telón bajará cuando éste finalice. 

En el tercer acto quizá tratemos de enhebrar el significado de las anteriores etapas de nuestra vida, y con ello nos encontremos absortas en algo nuevo. Alcanzamos conclusiones y desenlaces; unas puertas se cierran, pero otras se abren. Sin tener en cuenta los detalles más concretos, lo que da sabor a la vida es estar profundamente implicada en ella. Puede que seas una anciana atrevida que ha descubierto la riqueza de la soledad y puede que disfrutes de una vida y un espacio propios, sabiendo que sólo tienes que agradarte a ti misma. A lo mejor eres una anciana atrevida, dispuesta a abrir tu hogar y tu corazón a muchísimas personas, y cuya vida incluso podría erigirse en pilar central de la actividad de una comunidad. Quizá seas una mujer de edad avanzada y atrevida que ha encontrado un amante más joven. Igual estás casada con la persona adecuada ("adecuada" respecto a tu manera de ser y a lo que deseas de la vida).

Podría ser que contemplaras el mundo desde la perspectiva de una turista, una peregrina o una voluntaria de una ONG. Es posible que te dediques a leer y aprender acerca de todo aquello que te interesa conocer. Quizá seas una activista que trabaja para conseguir mejorar un poco el mundo. Tal vez te encuentras en una fase creativa de la vida, o bien te encanta pasar el rato con tus nietos, o no, claro (lo cual dependerá mucho de cómo sean ellos, y de como seas tú también). Otros pensarán (e incluyo a tus nietos) que estás fuera de lugar y que eres caprichosa o excéntrica porque puedes mostrarte auténtica y no te conformas con el estereotipo que, según ellos, tiene que regir "a una mujer cabal de tu edad". Es posible, por otro lado, que descubras que te has convertido en el modelo inesperado que inspira a mujeres más jóvenes que tú, cuyas madres sí que encajan con ese estereotipo.

Cuando escribí Las diosas de la mujer madura: arquetipos femeninos a partir de los cincuenta, era muy consciente de que "anciana" no era una palabra convencional que pudieran aceptar las mujeres que pasaban de los cincuenta. "Mujer madura", sin embargo, ya sonaba diferente. La yuxtaposición de estas dos palabras parecía tanto una contradicción, en lo relativo a sus términos, como una feliz posibilidad; "seca y vieja", a fin de cuentas, eran los adjetivos más habituales asociados a "anciana". "Madura", en cambio, nos trae a la mente metáforas que tienen que ver con la humedad y la jugosidad. 
El significado positivo de la palabra "madurez" implica placer. Es como decir que la mujer que la posee está conectada a una fuente de electricidad o energía, o bien que tiene la capacidad de provocar que determinadas cosas ocurran. Lo que en verdad nos revitaliza es el amor incondicional, que es la única fuente de energía que jamás se agota; al contrario, cuanto más entreguemos, con mayor cantidad contaremos.  

En la naturaleza, la vitalidad (el estar vivo) significa que existe una fuente de agua que alimenta un nuevo crecimiento y conserva la vida, que es húmeda. La humedad metafórica y el fluir, tanto para la salud física como para el bienestar emocional, también son esenciales. Los sentimientos genuinos y su expresión sin trabas son húmedos. En períodos de dolor, las lágrimas de pesar fluyen. En la risa y la alegría desinhibidas, las lágrimas fluyen. Implicarse en la vida y comprometerse con ella es una proposición madura. Cada mujer madura recurre a una fuente o a un acuífero profundo lleno de significado que se halla en su mente.

Jean Shinoda Bolen  (“Las brujas no se quejan”)

12 de enero de 2013

BOLERO.

Qué vanidad imaginar
que puedo darte todo, el amor y la dicha,
itinerarios, música, juguetes.

Es cierto que es así:
todo lo mío te lo doy, es cierto,
pero todo lo mío no te basta
como a mí no me basta que me des
todo lo tuyo.

Por eso no seremos nunca
la pareja perfecta, la tarjeta postal,
si no somos capaces de aceptar
que sólo en la aritmética
el dos nace del uno más el uno.

Por ahí un papelito
que solamente dice:
Siempre fuiste mi espejo,
quiero decir que para verme tenía que mirarte.

Julio Cortázar


9 de enero de 2013

Quiero enamorarme de tal forma,
que la visión del hombre,
incluso a una manzana de distancia,
me conmueva y me penetre,
me debilite y me haga temblar,
aflojarme y derretirme entre las piernas.
Así es como quiero yo enamorarme;
tan fuerte que el simple hecho de pensar en el amado
me produzca un orgasmo.
Anais Nin


EL DOS VECES NACIDO.


El jivanmukta posee consciencia de su cuerpo, de su vitalidad y de su mente. Puede reconocer la existencia del dolor físico, atestiguar enfermedades e incluso bucear por sus propios recuerdos. La única diferencia entre un jivanmukta y una persona común es la capacidad de des-identificación que opera en su mente. Todo ser humano convierte cualquier experiencia mental o física que realiza en algo propio, personal, a tal punto que presume de conciencia individual y atestigua que es él quien realiza la acción, pues se advierte a sí mismo como ejecutor de todo acto. Al levantarse a la mañana es él quien hace el sobrehumano esfuerzo de retirar las cálidas cobijas que le arropan en invierno; es él quien necesita asear su cuerpo y vestirlo para alistarse antes de ingresar a su trabajo diario; es su cuerpo quien tiene hambre y requiere de desayunar para tomar fuerzas. Así, cada acción siempre se interpreta bajo la óptica de alguien que la realiza.
Toda persona común, en su lenguaje cotidiano, siempre declina los verbos en primera persona cuando se siente realizador de los actos. Piensa y habla diciendo: camino, trabajo, me aseo; así, todas las actividades que implican acción se convierten en verbos asociados a cualquiera de los pronombres personales: yo, tú, él, nosotros, vosotros y ellos. El verbo, al declinarse, inmediatamente toma el matiz propio de quien realiza la acción, tal como la lluvia que cae al mar adopta inmediatamente el carácter salado del agua.
La des-identificación impide la aparición del sentido de yo en la acción realizada, ya sea esta física o mental. La mente procesa entonces la información sin que exista sentido de apropiación ni pertenencia. La atención del sujeto permanece, pero no encuentra un centro activo donde se presuma que existe el centro de la individualidad. Entonces la acción se hace pero no hay quien la haga; hay saber pero no hay quien sepa. Liberada la mente del sentido del yo cambia la modalidad de percepción y se establecen nuevas reglas de cognición; son estas nuevas reglas de cognición las que determinan la aparición de nuevos estados de conciencia.
El jivanmukta tiene la posibilidad de convertir en objetos a sus pensamientos, esto es, puede experimentarse des identificado de ellos. Normalmente cualquier persona se atribuye a sí misma la condición mental que experimenta. Si por momentos está alegre, se define a sí mismo de igual manera; si, por el contrario, se encuentra triste, de igual manera asume dicho rol. Esta actividad psicológica que frecuentan los seres humanos se parece a suponer que un vidrio totalmente límpido asume el color que su natural capacidad de traslucir provee. Observando desde dentro de una casa a través de los tabiques acristalados, estos entintan los diversos colores que el paisaje visualmente transmite. Igual pasa con el sentido de identificación mental humano: los sentimientos, pensamientos, sensaciones y pasiones se integran con el yo combinándose y creando una entidad consciente que se diferencia de cualquier otra individualidad. La mente le otorga a dicha individualidad el sentido de pasado y la manera de fluir del tiempo, asegurando al individuo tener una dirección evolutiva hacia el futuro. El jivanmukta, en cambio, no posee un centro activo desde el cual obre y al cual podamos llamar ego. La consciencia permanece activa pero no asume un rol individual. Lo conocido se sigue conociendo, el conocedor sigue conociéndose; sin embargo, entre conocedor y conocido no se advierte sentido de diferencia; ha nacido el sentido no-dual de percepción.
También a los jivanmuktas, como apunta la sloka y por la misma razón, se les llama los “grandes ignorantes” o “los dos veces nacidos”, pues nacieron primero de un vientre y luego nacieron a la percepción suprema, esa que les permite alcanzar y traspasar el “océano de la ilusión”. Esto se ilustra en algunas otras culturas, como por ejemplo en la budista Zen, con el apelativo de “Gran Ignorante” que se atribuye al maestro que se ha establecido en el satori, porque después de haber conocido todo lo que puede conocerse, no se le nota, no se percibe nada extraordinario en él y sigue pareciendo a los ojos del mundo tan ignorante como la mayoría.

Sesha.

7 de enero de 2013

TE ENAMORAS PORQUE NO PUEDES ESTAR SOLO.


Alguna noche vas a encontrar a tu alma gemela, la persona perfecta que va a satisfacer todas tus necesidades y calmar todos tus sueños, ¿verdad?... ¡Falso!
Esta fantasía que poetas y trovadores son tan aficionados a perpetuar tiene sus raíces en secuencias del vientre materno, en donde estábamos tan seguros y éramos uno. No sorprende el que hayamos anhelado llegar a ese lugar todas nuestras vidas, pero, para exponerlo un tanto de manera brutal, es un sueño infantil. Y es sorprendente que sigamos aferrados a él tan insistentemente, ignorando la realidad. Nadie, bien se trate de tu compañero actual o de un compañero soñado en el futuro, tiene ninguna obligación de entregarte tu felicidad en una bandeja; tampoco podría hacerlo aún cuando quisiera.
El amor nace, no al tratar de resolver muchas necesidades dependiendo de otro, sino de desarrollar nuestra propia riqueza interior y madurez. De esta forma tenemos mucho amor que dar y de esa forma vamos a atraer, naturalmente, amantes hacia nosotros. Este ha sido dicho una y otra vez a través de las épocas; toda la gente religiosa ha estado diciendo: venimos solos a este mundo y nos vamos solos. Todo este "estar juntos" es una ilusión. La misma idea de "estar juntos" surge porque estamos solos y la soledad duele. Queremos ahogar nuestra soledad en una relación... Por eso nos involucramos tanto en el amor.
Trata de ver el hecho. Ordinariamente piensas que te has enamorado de una mujer o de un hombre porque ella es hermosa, él es hermoso. Esta no es la verdad. La verdad es precisamente lo opuesto: te has enamorado porque no puedes estar solo; de todas formas ibas a caer. Ibas a escaparte de ti mismo, de una u otra manera; y hay gente que no se enamora de las mujeres o de los hombres: se enamora del dinero. Empiezan a buscar dinero o una posición de poder: se vuelven políticos. Esto también es escapar de tu soledad. Si observas al hombre, si te observas a ti mismo profundamente, te quedarás sorprendido; todas tus actitudes se pueden reducir a una sola cosa: el asunto es que tienes miedo a tu soledad. Todo lo demás no es sino una excusa. La causa real es que te encuentras muy solo.

Osho
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